miércoles, 22 de julio de 2015

El día que Pelé jugó en el Bernabéu

La mayoría de grandes leyendas de la historia del balompié ha pisado en alguna ocasión el césped del estadio Santiago Bernabéu. También lo hizo al que muchos consideran el mejor, Edson Arantes Do Nascimento ‘Pelé’. Pese a desarrollar toda su carrera en el Santos de su país y no acudir al Mundial de España de 1982 por cuestiones de edad, el astro brasileño jugó ante el Real Madrid el 17 de Junio de 1959.

El castizo Miguel Muñoz se había retirado del fútbol en 1958 y el Real Madrid, como era costumbre en la época, le preparó un homenaje por todo lo alto. Su trayectoria en el equipo blanco se prolongó durante diez temporadas y además llegó a ser capitán varios años. Para ello decidieron invitar al Santos brasileño en el que jugaba la estrella del pasado Mundial Pelé junto a otros enormes futbolistas como Pepe, Coutinho, Dorval o Zito. La fecha marcada fue un 17 de Junio de 1959 a las 20:30 horas de la tarde.

Pelé en acción sobre el césped del Bernabéu
'O rei' junto a Di Stéfano


























El conjunto merengue por entonces acababa de ser campeón de Europa por cuarta vez pero en la Liga y en la Copa se había topado con un gran F.C. Barcelona dirigido por Helenio Herrera. Iba a ser el penúltimo choque del curso y decidieron convidar a vestir la camiseta blanca a un mito del fútbol español como Gaínza, que colgaba las botas, y a una estrella en ciernes que ficharía por el club de Concha Espina poco después, el soriano Luis del Sol.

El Santos venía de hacer una gira por Europa donde se había enfrentado entre otros al Anderlecht, Feyenoord, Inter de Milán o el Servette suizo. Llegaba cansado pero motivado y contento por verse las caras con el mejor equipo del viejo continente en ese momento. Su técnico Luis Alonso Pérez ‘Lula’ alineó a Carlos; Gertulio, Pavao, Ralmo; Ramiro, Zito; Dorval, Alvaro, Pagao, Pelé y Pepe y luego dio la oportunidad a Coutinho que tenía 16 años y Alfonsinho. Mientras que el cuadro madridista jugó con Berasaluce; Marquitos, Santamaría, Casado; Santisteban, Antonio Ruiz; Gento, Mateos, Di Stéfano, los ya mencionados Gaínza y del Sol y Atienza II, Julio Gento y Puskas que saltaron al césped en la segunda mitad. El coliseo blanco tuvo una fantástica asistencia de 110.000 espectadores que presenciaron un duelo vistoso, con goles y buen espectáculo.

El once del Santos en aquel duelo ante el Real Madrid

La contienda se inició con bravura y mucha pelea en el mediocampo hasta que Pelé recogió un balón suelto de una pugna entre Santisteban y Pagao y con un zurriagazo impresionante batió a Berasaluce desde la media distancia. A continuación el meta guipuzcoano desbarató otra ocasión visitante y a partir de ahí fue cuando el Real Madrid se metió de lleno en el partido. Mateos quiso hacer sombra a Pelé y en cuestión de quince minutos logró un triplete fabuloso asistido por Di Stéfano. El trío formado por Gaínza, Del Sol y la “Saeta Rubia” estaba desarbolando a un equipo santista que no pudo frenarles en la primera parte. Mientras tanto Pelé lo intentaba junto al recién incorporado Coutinho y Pepe pero el medio Antonio Ruiz hacía una gran labor de contención.

Con el resultado de 3-1 el colegiado Horn indicó el camino de los vestuarios y en el comienzo del segundo acto se vio a un Pelé renovado de energías. En una internada suya Santamaría le derribó dentro del área y Pepe se encargó de acortar distancias. Los pupilos de Carniglia reaccionaron de inmediato volviendo a hacerse con el dominio de la pelota y en tres minutos consiguieron su cuarto tanto obra de Puskas de cabeza. El Santos se mostraba muy dubitativo y lento con el balón en los pies y esto únicamente cambiaba cuando Pelé cogía el esférico. El tercer gol de los brasileños se produjo tras otra buena acción del chico de Tres Corazones que soltó un poderoso chut sobre el marco de Berasaluce cuyo rechace mandó a la red Coutinho. Restaban 20 minutos para el final del encuentro pero un veloz contragolpe poco después dirigido por Di Stéfano y culminado por Francisco Gento acabó con las esperanzas de empate del Santos. En los últimos instantes el resultado no se movería aunque si hubo que lamentar un botellazo al futbolista Pepe por dos energúmenos que fueron rápidamente detenidos. El Real Madrid derrotaba por 5-3 al Santos de Pelé que había realizado un notable encuentro pero según las crónicas por debajo del nivel exhibido por Alfredo Di Stéfano.

Miguel Muñoz tuvo un partido homenaje acorde a su categoría y al final del choque se encaminó hacia el centro del campo para despedirse de la parroquia madridista que tantas veces le vio jugar.



sábado, 18 de julio de 2015

Arnoldo Iguarán "El guajiro de Riohacha"

Hasta hace escasamente un mes (le superó Radamel Falcao) figuraba como el máximo goleador de la historia de la selección colombiana con 24 dianas. Desarrolló su vida deportiva en su país, destacando sobre todo en Millonarios y también tuvo una breve estancia en Venezuela en las filas de Deportivo Táchira. Nacido el 18 de enero de 1957 en Riohacha (Colombia), se desempeñaba como delantero centro. Futbolista muy potente, rápido y explosivo, tenía fuerza, una enorme capacidad de desmarque y gran efectividad de cara a la meta contraria. Poseía un disparo muy fuerte y precioso y además también fue un magnífico cabeceador.  Se le conoció con los apelativos de El Guajiro o El Amigo del Gol.

Con el combinado cafetero
Inició su carrera deportiva en las filas de Cucutá Deportivo donde pronto se destapó como un fantástico artillero. En el cuadro rojinegro pasó tres campañas en las que compartió vestuario con los argentinos Juan Verón y Victorio Cocco, el charrúa Viera o los colombianos Domingo González y Sergio Santín y marcó 44 dianas en 156 partidos.
En 1982 recibió una oferta del conjunto venezolano de Deportivo Táchira y se fue a jugar por unos meses al país vecino tras pagar el equipo 250.000 dólares por su traspaso. Allí su llegada causó sensación pero un rendimiento no satisfactorio le hizo abandonar la disciplina de la entidad destino el Deportes Tolima. Con los pijaos apenas disputa una veintena de encuentros y unos meses más tarde firma por Independiente de Santa Fe.
Sin embargo su estancia en el equipo albirojo tampoco se prolonga mucho en el tiempo y en 1983 da el paso más importante de su trayectoria al enrolarse en Millonarios de Bogotá. Por entonces el plantel está dirigido por el uruguayo Mújica y en plantilla se encuentran entre otros Wilmer Cabrera, Alberto Vivalda, Nolberto Molina, Peluffo o Miguel Prince. En sus cuatro primeras temporadas vistiendo la elástica azul anota más de 40 dianas pero el equipo no logra título. América de Cali es el gran equipo de la época y únicamente en 1984 alcanzan una meritoria segunda posición final en el Campeonato colombiano.
Todo cambia a partir del año 1987 con Luis Augusto García en la parcela técnica. Millonarios se erige en dominador del balompié cafetero durante dos cursos consecutivos y conquista la Liga por delante de América de Cali y Atlético Nacional. Son tiempos de una enorme rivalidad precisamente con los verdolagas tanto en la competición doméstica como en la Libertadores. En el torneo continental Millonarios cuaja buenas actuaciones pero no consigue pasar de cuartos. En 1988 Iguarán es el mejor artillero de la Libertadores con 5 tantos y Millonarios no pasa del grupo de la primera fase pese a ser el conjunto con más goles en su haber. Mientras que en 1989 realiza una liguilla inicial excelente acabando líder pero en cuartos y tras haber eliminado a Bolívar es apeado por Atlético Nacional. 
El fabuloso artillero de Riohacha continúa en Millonarios hasta 1991 momento en el que estampa su firma en un contrato con Atlético Junior para jugar con ellos la Copa CONMEBOL de 1982. En dicha competición los rojiblancos caen en cuartos frente a Atlético Mineiro y retorna a Millonarios. Allí permanece dos temporadas más y en 1995 concluye su etapa azul tras 336 encuentros oficiales y 120 goles.
En 1995 y con 38 años toma la decisión de regresar al club que le vio nacer como futbolista profesional para colgar las botas. Vive dos temporadas completas en Cucutá Deportivo donde sigue haciendo lo que mejor sabe, marcar goles, y en 1997 y con 40 años se despide para siempre de los terrenos de juego.


Cucutá Deportivo 1981
Colombia 1989
Millonarios 1987



Con la selección colombiana fue internacional en 68 ocasiones marcando 24 goles. Hizo su estreno en un amistoso ante Perú en Lima que se saldó con una victoria de su país por la mínima. Su primer tanto se retrasó hasta el quinto choque, en un encuentro correspondiente a la Copa América de 1979. Los cafeteros se impusieron por 4-0 a Venezuela e Iguarán abrió el marcador con una diana a los 16 minutos. Colombia dirigida por el yugoslavo Vidinic ocupó el segundo puesto del grupo A tras Chile y no accedió a semifinales.
Tras la competición continental Iguarán tuvo que esperar cuatro años para volver a vestir la elástica amarilla. Regresó en un duelo amistoso previo a la Copa América de 1983 contra Polonia. Luego fue uno de los fijos del torneo aunque no sumó ningún tanto en su cuenta particular. Al igual que en la anterior edición Colombia alternó buenos días como ante los anfitriones en La Paz con otros en el que no dieron un buen nivel y cayeron frente a Perú. Sumaron cuatro puntos y volvieron a quedarse fuera de la lucha por el título.
El delantero participó ya en 1985 en las eliminatorias sudamericanas que otorgaban el pase al Mundial de México 1986. Encuadrados en el grupo A con Venezuela, Perú y Argentina finalizaron en tercera posición, lo que les llevó a un playoff con Paraguay donde resultaron eliminados tras un global de 4-2. Por entonces Iguarán aún no había tenido su explosión goleadora con el equipo nacional y apenas llevaba 4 goles en 20 partidos.
Su gran racha comenzó en la Copa América de 1987 con sede en Argentina donde se erigió mejor artillero del campeonato. En el debut de su selección en la competición ayudó con un tanto en el triunfo ante Bolivia pero el mejor día estaba por llegar. En la segunda jornada y en un duelo clave para Colombia abusó de Paraguay y su zaga con un hat-trick magnífico. Dos dianas en la primera mitad y otra nada más volver del descanso sirvieron en bandeja el liderato de grupo para los cafeteros. Sin embargo en el último obstáculo para la gran final Chile se cruzó en su camino y en una agónica prórroga apeó a Colombia. Unos días después los pupilos de Maturana doblegaron a Argentina con Iguarán en el banco y lograron la tercera plaza.
Los siguientes años de El Guajiro continuaron siendo muy productivos y anotó goles muy significativos como los obtenidos contra Uruguay en la Copa Gonzalo Jiménez o Argentina en un amistoso en Barranquilla. Además 1989 fue año de Copa América y por tercera vez disputó el gran torneo continental. Esta vez el sistema de competición dividió a las selecciones en dos grupos de cinco conjuntos y Colombia tuvo como rivales a Paraguay, Venezuela, Perú y Brasil. Titular en todos los partidos el ariete de Riohacha perforó la red venezolana en dos ocasiones y en una la peruana, pero ello no fue suficiente para que Colombia quedase entre los dos primeros de la liguilla.
Apenas un mes más tarde de terminar la Copa América las selecciones de la CONMEBOL volvieron a verse las caras en la calificación para el Mundial de Italia. El papel de Iguarán que consiguió cuatro goles en los mismos encuentros fue vital junto a varios compañeros como Higuita, Valderrama, Escobar o Leonel Álvarez para que Colombia alcanzase el primer puesto de su grupo. Ese lugar le dio la posibilidad de lograr un pasaporte a Italia tras un playoff con Israel. En Barranquilla una diana de Usuriaga dio ventaja a los colombianos y en Ramat Gan aguantaron el empate sin goles para retornar así a un Mundial tras 28 años de ausencia.
Al Mundial acudió entre algodones tras una lesión 20 días antes aunque fue uno de los once hombres que saltó al campo en el estreno ante los Emiratos Árabes Unidos. Colombia venció por 2-0 y empezó bien el torneo, aunque a continuación y con un Iguarán mermado cayeron contra Yugoslavia. En la tercera jornada no tuvo minutos contra Alemania Occidental y después de igualar a uno quedaron relegados al tercer lugar del grupo. En octavos de nuevo fue de la partida ante Camerún pero en una tarde aciaga cafetera tuvieron que hacer las maletas.
Su última participación en un torneo de prestigio fue la Copa América de 1991. Allí Colombia dio muestras del excelente nivel que alcanzaría los años posteriores y lideró su grupo por delante de Brasil y Uruguay. Iguarán recuperó sensaciones y marcó uno de los goles más importantes de su carrera en la victoria por 2-0 contra Brasil en Viña del Mar. Sin embargo en la fase final únicamente sumaron un empate contra Chile (con gol de Iguarán) y tras perder con Brasil y Argentina finalizaron en cuarta posición.
El punta cafetero se despidió del equipo nacional dos años más tarde, en un amistoso contra Venezuela celebrado en la capital colombiana.

En la actualidad vive en su localidad natal y dirige una Academia de Fútbol que lleva su nombre junto a su hermano Camilo.

lunes, 13 de julio de 2015

Pablo Hernández Coronado, una vida dedicada al balompié


Una de las figuras más relevantes del fútbol español durante buena parte del siglo XX fue a lo largo de su vida jugador, árbitro, secretario técnico, crítico deportivo, entrenador, directivo y seleccionador nacional. Hombre de carácter afable, astuto, ingenioso y algo excéntrico, vivió 100 años aunque poco a poco ha ido cayendo en el olvido.

Su idilio con el balompié empezó desde muy pequeño cuando jugaba en el patio del colegio Cardenal Cisneros. Guardameta sobrio y de buena colocación, el primer equipo del que formó parte fue el Stadium madrileño en el curso 1917-1918. A continuación disputó una campaña con la Real Sociedad Gimnástica Española y en 1919 firmó por el Madrid FC. Allí coincidió con importantes figuras de la talla de José María Castell, Santiago Bernabéu, Juan Monjardín, Eulogio Aranguren, Félix Pérez o Patricio Escobal en las tres temporadas que permaneció en el club blanco.
  
Tuvo una dura competencia en el puesto con Cándido Martínez y en total defendió el marco merengue en 15 partidos oficiales. La mayoría fueron en el Campeonato Regional, aunque también llegó a jugar dos de la Copa del Rey del año 1920, concretamente en la eliminatoria ante el Athletic Club que se llevó el conjunto bilbaíno por un global de 5-1. Nunca llegó a debutar con la Selección española pese a que estuvo en la preselección para los Juegos Olímpicos de Amberes, donde el técnico Paco Bru prefirió como arqueros a Zamora y Agustín Eizaguirre

Se retiró muy joven, a los 24 años, pero no dejó los terrenos de juego puesto que se introdujo en el mundo del arbitraje. Uno de los duelos más famosos que dirigió se celebró en Valencia, donde mandó a la caseta a cinco futbolistas con el consiguiente enfado de la parroquia local. A mediados de los años 20 fue nombrado secretario del Colegio Nacional de árbitros y poco después comenzó a presidir la Federación Centro (actual Federación de Fútbol de Madrid). Sin embargo una huelga del colectivo arbitral junto al aumento de clubes que demandaban una competición organizada le hizo renunciar a su cargo en 1925.

En una alineación del Madrid en 1917 como guardameta

Regresó al Real Madrid en 1928 de la mano de Luis Usera para ser secretario técnico, cargo que inventó él mismo. El profesionalismo estaba en auge y el mandatario blanco confió en Hernández Coronado para el tema de los fichajes, salarios y cualquier tipo de negociación. Sus primeras contrataciones coincidieron con la creación de la Liga, llegando a la entidad merengue Monchín Triana del Atlético de Madrid, Gaspar Rubio del Levante, Jaime Lazcano del Osasuna o Rafael Morera del Iberia tinerfeño. Ya en la década de los 30 el Real Madrid invirtió buenas sumas de dinero para intentar conquistar la competición doméstica y leyendas como Ricardo Zamora, Jacinto Quincoces, Ciriaco Errasti, Simón Lecue, Hilario Marrero, Luis Regueiro, o Pepe Samitier firmaron gracias a las gestiones de Hernández Coronado. 

Luego en la Guerra Civil el antiguo guardameta tuvo un papel fundamental en el devenir de la institución madridista. El Frente Popular incautó el club nombrando un Comité integrado por Juan José Vallejo de la Federación Obrera acompañado por Leandro Sechi y el señor Verts. Aún así Hernández Coronado se quedó como asesor junto al funcionario Carlos Alonso, evitando que fuesen los sindicatos anarquistas quienes controlasen la entidad y guardando todos los documentos y bienes de la sociedad merengue. 

Respecto al tema deportivo Hernández Coronado y el técnico blanco Paco Bru inscribieron al equipo en un Campeonato Superregional valenciano. Pero con el calendario ya aprobado el Madrid anuló su participación por las dificultades que conllevaba el desplazamiento. La siguiente idea fue realizar una gira por el extranjero que les llevaría a la URSS, Bélgica o Francia, sin embargo pocos días después de anunciarse se confirmó su suspensión. 

Por último se pidió la inclusión del conjunto merengue en el Campeonato de Cataluña de 1936. El sindicato de jugadores y todos los clubes estaban de acuerdo menos uno, el F.C. Barcelona, cuyo presidente Rosendo Calvet se opuso. Hubo negociaciones e incluso se garantizó que si el Madrid conquistaba el trofeo se comprometía a no ser declarado campeón de Cataluña, pero ni con esos términos lograron convencer al dirigente blaugrana. 

Tras el conflicto bélico el Real Madrid pasó penurias económicas y eso se notó en los refuerzos durante varias campañas. Hernández Coronado aprobó el fichaje del arquero Marzá, el defensa Olivares, los medios Tellado y Huete o el delantero ‘Pitus’ Prat pero las cosas no acabaron de funcionar. Consecuencia de ello fue que tuvo que bajar de los despachos al banquillo tras la dimisión de Juan Armet “Kinké”. Solo entrenó en un choque de Liga ante el Valencia a finales de 1942 que además se resolvió con derrota blanca por 0-1, diana lograda por el exmadridista Lecue. Unos meses más tarde Santiago Bernabéu llegó a la presidencia y prescindió de sus servicios como secretario técnico, aunque un tiempo después regresaría al club.

Reunión de la directiva merengue a principios de los años 30

A finales de los 40 la influencia de Hernández Coronado en el equipo fue mayúscula cuando el técnico era el inglés Mr. Keeping. El madrileño ideó una fórmula donde había una alineación para los partidos de casa (Juan Alonso, Navarro, Clemente, Mariscal, Narro, Miguel Muñoz, Macala, Olmedo, Barinaga, Montalvo y Cabrera) y otra muy distinta para los choques lejos de Chamartín (García Martín, Clemente, García, Mariscal, Montalvo, Soto, Juanco, Toni, Marcet, Belmar y Arsuaga). Sin embargo la prueba no funcionó y fue suprimida tras caer en Riazor por un resultado de 3-0. También fue el hombre que introdujo los dorsales en las camisetas en el fútbol español, teniendo lugar el estreno en un derbi del año 1948 entre Real Madrid y Atlético. En cuanto a fichajes de relumbrón, los últimos que realizó antes de su salida definitiva del club blanco en 1953, fueron los de Pahiño, Miguel Muñoz, Joaquín Navarro o el francés Louis Hon. Para su baja voluntaria aludió que llevaba un cuarto de siglo trabajando en la secretaria técnica y que siempre le echaban la culpa a él de las cosas que pasaban. 

Por otro lado su trayectoria en la Selección española se dividió en tres etapas diferentes. La primera llegó bajo el mandato de Jesús Rivero en 1946, cuando fue designado como seleccionador con Moncho Encinas como entrenador. Estuvo al frente del equipo nacional en dos partidos que se saldarían con dos derrotas, ante Portugal por primera vez en la historia y frente a Irlanda en Dublín. En esos encuentros Hernández Coronado dio la alternativa en el conjunto hispano a Raimundo Lezama, Juan Arza, Nando González, Josep Curta o José María Querejeta entre otros. 

La segunda tuvo lugar en 1955 tras la dimisión de Ramón Melcón. Se hicieron cargo de la situación conjuntamente varios miembros de la directiva como el presidente Juan Touzón, Emilio Jiménez, José Luis Valle y el propio Hernández Coronado. Mientras que el puesto de técnico lo ostentaría Luis Miró. Esta fórmula únicamente tuvo vigencia para un choque ante Suiza en Ginebra que finalizó con claro triunfo español. Aquella tarde debutaron en la Selección los sevillistas Guillamón y Domenech, el colchonero Collar y el vizcaíno Maguregui

Y la última se produjo poco antes del Mundial de Chile de 1962, después de la marcha de Pedro Escartín que había logrado la clasificación frente a Marruecos. El presidente de la Federación Española de Fútbol Benito Pico eligió como sustituto a Hernández Coronado en una elección que causó controversia. La propuesta del exsecretario técnico merengue para el banquillo también resultó polémica al solicitar para el cargo a Helenio Herrera. 

Seleccionador español en el Mundial de Chile 1962

Un par de meses antes de viajar a Chile confeccionaron una prelista de 40 jugadores para disputar varios choques de preparación. A continuación tomarían la decisión de realizar la convocatoria definitiva de 22. Pero las cosas empezaron a torcerse con la lesión de Di Stéfano y por las críticas de llevar a varios veteranos, dejando fuera a futbolistas con aliciente. Algunos opinaban que debían ir Etura y Koldo Aguirre del Athletic y otros echaban de menos a Amancio que se salió esa temporada con el Depor o a Ruiz Sosa del Sevilla. Por el contrario el zaragocista Reija, el culé Rodri, el rojiblanco Adelardo y el ‘león’ Echeberría se estrenarían como internacionales a lo largo del torneo. 

El Mundial se inició con una derrota ante Checoslovaquia que no ayudó a templar los ánimos. En la segunda jornada un triunfo frente a México en el último minuto con gol de Peiró dio esperanzas para acceder a la siguiente fase. Había que vencer a Brasil y en cuartos Di Stéfano podría debutar en la competición. Sin embargo un arbitraje paupérrimo, las diabluras por la banda de Garrincha y los goles de Amarildo nos mandaron de vuelta a casa

Otra de las facetas a la que dedicó Hernández Coronado parte de su vida fue la de crítico deportivo, trabajando en distintos medios como el diario ‘Luz’ en los años 30 o el periódico ‘Informaciones’. Además en 1955 publicó un magnífico libro de título ‘Las cosas del fútbol’. En él analiza con sarcasmo e ironía los entresijos del balompié y relata los cambios que se estaban produciendo en el deporte rey en aquella época. 

También fue inspector de Hacienda, tesorero de la Federación Española de fútbol, secretario de la Federación de Ajedrez y Director del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benéficas. 

Los últimos años de existencia los pasó en su Madrid natal hasta que falleció un 11 de noviembre de 1997, curiosamente dos días después de que lo hiciese Helenio Herrera en Venecia, su pareja al frente de la Selección en el Mundial de Chile. 

Algunas frases que dejó para la posteridad fueron:

- “Ganar en el último minuto y de penalti injusto”. 
- “De todos los elementos del fútbol, el balón es el único imprescindible”. 
- “A gol se tira fuerte, raso y junto al palo”. 
- “Lo mejor del fútbol, los árbitros”.



miércoles, 8 de julio de 2015

Omar Sívori “El potrero de San Nicolás”

De origen argentino, su nacionalización italiana en 1961 le dio la posibilidad de conquistar el Balón de Oro ese año, puesto que en aquella época solo se premiaba a jugadores europeos. Nacido el 2 de octubre de 1935 en San Nicolás de los Arroyos (Argentina), jugaba en la posición de mediapunta o segundo delantero. Zurdo genial y habilidoso, era ágil, intuitivo, pícaro y un excelente gambeteador. Se ganó cierta fama de polémico porque en ocasiones se mofaba de los contrarios con regates de fantasía. Además su fuerte carácter le llevó a ser expulsado en numerosas ocasiones. Tenía el apodo de “El Cabezón”.

En la Juventus
Comenzó a jugar en las calles de su barrio hasta que fue visto por un técnico de River Plate que se lo llevó a la cantera del cuadro millonario en 1952. Su primer equipo militaba en Cuarta División pero su ascenso fue meteórico y en 1954 ya debutó con los mayores. Fue ante Lanús y además se estrenó como goleador al conseguir el quinto tanto de River.
La primera gran actuación de “El Cabezón” no tardó en llegar y no pudo elegir mejor rival, Boca en La Bombonera. Sívori fue imparable para la defensa rival y lideró a River a una victoria por la mínima. Finalizó la campaña con ocho tantos aunque el título fue a parar a Boca Juniors.
Sin embargo en las tres siguientes campañas se abrió una etapa de gran dominio de River Plate. Con Minella en el banquillo y con jugadores de la talla de Carrizo, Rossi, Labruna  y el propio Sívori se obtuvo el triunfo en los Campeonatos de 1955, 1956 y 1957. El mediapunta contribuyó al éxito con 21 goles aunque en el tercer título apenas jugó un encuentro liguero. Ello se debió a que había recibido una excelente oferta del calcio italiano y más concretamente de la Juventus de Turín que aceptó. River obtenía por su traspaso 10 millones de pesos que destinó a la finalización de su estadio el Monumental.
En la ‘Vecchia Signora’ formó nada más llegar una sociedad legendaria con Boniperti y el galés John Charles que trajo muchas alegrías a la Juventus. En el año de su estreno conquistaron el ‘Scudetto’, algo que no lograban desde 1952. Marcó 22 goles que le alzaron como tercer máximo goleador del Campeonato y el cuadro ‘bianconeri’ se clasificó para la Copa de Europa. En la competición continental por su parte el debut no fue positivo al caer frente al Wiener Sport Club por un global de 3-8, siendo uno de los mayores desastres del club turinés.
Tras la debacle europea y después de no revalidar la Liga, salvaron la temporada con la Coppa en 1959, donde se impusieron en la final al Inter con uno de los tantos llevando la firma de “El Cabezón”. El inicio de los años 60 trajo consigo un claro dominio de la Juventus en Italia con la consecución de dos ‘Scudettos’ y otra Coppa. El italo-argentino subió su nivel aún más y anotó 52 goles en Liga entre ambas campañas, 28 en la primera siendo ‘capocannoniere’ y 25 en la segunda. Mientras que en el torneo del KO de 1960 doblegaron a la Fiorentina en la final tras una prórroga.
Por otro lado la fortuna en la Copa de Europa siguió sin acompañar y repitieron decepción en 1961 con su pronta eliminación frente al CSKA de Sofía. Un curso después si vencieron a Panathinaikos y Partizan de Belgrado pero en cuartos el Real Madrid de Puskas y Di Stéfano les apeó tras un choque de desempate en París. Sívori marcó en la victoria en Madrid y en París pero los blancos vencieron en el Parque de los Príncipes por 3-1.
A partir de 1962 la irregularidad llegó a la ‘Vecchia Signora’. Los cambios de entrenador y el envejecimiento de la plantilla fueron una losa que les lastró varias campañas. El mediapunta de San Nicolás superó la decena de goles cada temporada hasta que en el curso 1964-1965 dejó de ser titular para Heriberto Herrera. La Juventus ganó la Coppa de Italia y fue subcampeón de la Copa de Ferias pero Sívori solo jugó 15 partidos. Por ello al término de la campaña y tras ocho años en los que disputó 215 choques y anotó 135 dianas dejó la Juve.
En el verano de 1965 decidió fichar por el Nápoles donde pasaría sus últimos años como profesional. Su primera campaña firmó siete goles y fue su año más prolífico. A partir de entonces los guarismos bajaron notablemente y en el curso 1967-1968 y 1968-1969 apenas contó con la confianza de los técnicos Pesaola y Chiappella. El único trofeo que consiguió en su periodo en el cuadro napolitano fue la Copa de los Alpes del año 66, mientras que en Liga pelearon por el título en 1968 pero acabaron sucumbiendo frente al Milan de Nereo Rocco. 


River Plate 1956
Argentina 1957















Italia 1962
Juventus 1962-1963

















Nápoles 1966-1967
 
La carrera internacional de Sívori se dividió en dos etapas muy diferenciadas. La primera con la Selección de su país de origen, Argentina, y la segunda tras nacionalizarse italiano con la escuadra ‘azzurra’.
Con la albiceleste jugó 19 encuentros en los que marcó nueve goles. Debutó en el Campeonato Sudamericano de 1956 que se celebró en Uruguay disputando cuatro partidos. En el primer choque ante Perú su estreno no pudo ser mejor al anotar un tanto y contribuir a la victoria de su selección por 2-1. A continuación también participó en el triunfo por 2-0 contra Chile y en las derrotas frente a Brasil y Uruguay que llevaron a Argentina a ocupar el tercer lugar del torneo.
Unos meses después fue convocado por el técnico Guillermo Stábile para los Juegos Panamericanos. Allí coincidió en el equipo con Rogelio Domínguez, Corbatta o Humberto Maschio y se erigió como el mejor goleador albiceleste con cinco dianas. Sin embargo estos tantos no fueron suficientes para dar el título a Argentina que se quedó a dos puntos del campeón Brasil.
En 1957 una nueva edición del Campeonato Sudamericano tuvo lugar en Perú. Aquella competición entró en la historia de la albiceleste al acudir con el plantel conocido con el apelativo de “Los Carasucias”. Dirigidos por el antiguo goleador del Mundial del 30 Stábile, se juntaron en la escuadra futbolistas de enorme talento como Néstor Rossi, Angelillo, Maschio o Corbatta además de “El Cabezón”. El torneo que realizaron fue casi inmaculado, cayendo únicamente ante los anfitriones en la última jornada cuando ya eran campeones. Anteriormente apabullaron a ecuatorianos, uruguayos, chilenos o brasileños con destacadas actuaciones de Sívori que sumó tres goles. Especialmente significativo fue el partido que certificó el Campeonato contra Brasil al que doblegaron por 3-0 en Lima. La verde-amarela que contaba en sus filas con Gilmar, Djalma Santos, Didí, Zózimo o Pepe que un año más tarde levantarían la Copa Jules Rimet en Suecia, no lograron detener el vendaval de juego practicado por Sívori y sus compañeros. El delantero de San Nicolás se despidió así de la Selección argentina, puesto que tras marcharse a jugar a Italia se le prohibió seguir vistiendo la zamarra del equipo nacional.
Cuatro años después obtuvo la ciudadanía transalpina y rápidamente el seleccionador ‘azzurri’ Giovanni Ferrari contó con sus servicios. Fue en un amistoso contra Irlanda del Norte en Bolonia, donde los locales ganaron por 3-2 y Sívori al igual que con Argentina consiguió marcar un tanto. Sus dos siguientes partidos con la ‘azzurra’ de los 9 en total que disputó tampoco fueron de carácter oficial. Primero recibieron en la capital a Inglaterra en un choque en el que Sívori volvió a marcar pero el triunfo fue de los ‘pross’ y el segundo les enfrentó a Argentina en Florencia. En el duelo contra su país de origen “El Cabezón” cuajó una gran partido batiendo en dos ocasiones a Errea y colaborando en la victoria por 4-1.
 A finales de año actuó en dos partidos contra Israel correspondientes a la fase de clasificación para el Mundial de Chile. Los transalpinos no tuvieron problemas para superar a los israelíes con el italo-argentino como gran figura tras marcar cuatro goles en Turín. De esta forma obtuvieron el billete para la Copa del Mundo donde quedarían encuadrados en el grupo 2 junto con Suiza, Chile y Alemania Occidental. En la primera jornada empataron sin goles frente a los teutones y en la segunda, en el partido ante Chile conocido como “La Batalla de Santiago” Sívori no jugó ni un minuto. La derrota contra los anfitriones les dejó en una posición complicada para avanzar de ronda. Debían vencer a Suiza y que los chilenos les hiciesen un favor ganando a Alemania. Sívori volvió a la titularidad contra Suiza a quien se impusieron con claridad pero Alemania Occidental doblegó por 2-0 a Chile y los transalpinos quedaron eliminados. Ferrari abandonó el puesto de seleccionador y los siguientes técnicos Edmondo Fabbri y Ferrucio Valcareggi no volvieron a llamar a Sívori para el combinado nacional. 

Al término de su carrera sobre el césped ejerció como entrenador. Empezó dirigiendo a Rosario Central en la temporada 1969-1970 y posteriormente hizo lo propio con Estudiantes de la Plata en 1972. Fue en ese año cuando le llegó la oportunidad de tomar las riendas de la albiceleste. La misión que se le encomendó fue clasificar al equipo nacional para el Mundial de Alemania de 1974 tras la ausencia en México y lo logró. Compartieron grupo con Paraguay y Bolivia y después de sumar tres victorias y un empate obtuvo el pase. Su siguiente destino fue el club de sus amores River Plate en 1974 y luego a finales de la década se sentó en el banquillo de Racing y Vélez. 

Falleció a los 69 años el 17 de febrero de 2005 debido a una larga enfermedad. 


sábado, 4 de julio de 2015

Jacinto Quincoces "El defensa del pañuelo en la cabeza"

Uno de los zagueros más destacados de la historia del fútbol español y del Real Madrid. En 1934 cuajó un sensacional Mundial de Italia y le declararon el mejor defensa del mundo. Era muy habitual verle saltar al terreno de juego con un pañuelo en la cabeza y una rodillera. Lo primero era para evitar hacerse daño al golpear de cabeza aquellos esféricos tan duros y lo segundo fue porque jugó con el menisco roto durante más de quince años. Nacido el 17 de julio de 1905 en Baracaldo (España), fue un defensor muy ágil, vistoso, fuerte físicamente, de gran colocación y con un magnífico juego aéreo. Además sus rivales siempre le consideraron un señor sobre el césped.

Quincoces despejando el cuero en su etapa en el Madrid
Sus primeros equipos fueron el Desierto, el Giralda, el San Antonio y el Baracaldo, donde jugó hasta que su familia se trasladó a Vitoria. Fue en ese momento cuando fichó por el Alavés y empezó a destacar como un defensa extraordinario. En el cuadro vitoriano coincide con unos prometedores jugadores que en la siguiente década despuntarán en el fútbol español: Ciriaco, Fede, Lecue y Olivares.
En el curso 1929-1930 el Alavés brilla en Segunda División y por primera vez pisa la máxima categoría del balompié nacional. Quincoces permanece una campaña con el equipo en Primera y juega un total de 18 encuentros, realizando su debut en la jornada uno frente a la Real Sociedad. Sin embargo su estancia en Vitoria va a concluir en el verano de 1931. El Madrid con Hernández Coronado y Bernabéu al frente le hacen una propuesta difícil de rechazar, 2.500 pesetas por prima de fichaje y un sueldo de 1.000. El club blanco además también contrata a sus compañeros Ciriaco y Olivares por un montante total de 65.000 pesetas.
Nada más aterrizar en la capital sigue formando una excepcional pareja defensiva con Ciriaco a la que se une en portería Ricardo Zamora. Los tres entran en la historia del fútbol español por su eficacia y guían a la entidad merengue a lograr su primera Liga. El Madrid no pierde ningún duelo, aventaja en tres puntos al Athletic de Bilbao y canta el alirón en la jornada 18 ante el Barça en Les Corts. Pero los éxitos no se quedan ahí y al año siguiente con las incorporaciones de Pedro Regueiro o Samitier el Madrid revalida el título de campeón siendo otra vez el conjunto menos goleado con 17 tantos encajados en 18 partidos.
En la temporada 1933-1934 la Liga vuelve a manos bilbaínas pero el Madrid consigue levantar 17 años después la Copa después de derrotar en la final al Valencia. Tras un curso en blanco en 1935 se obtiene otra Copa en el año 1936. Un título histórico por el rival y la forma en que se consigue. El país estaba a punto de explotar y en el último encuentro oficial antes de la Guerra Civil el Madrid vence por 2-1 al Barcelona en Valencia con una actuación prodigiosa de Zamora, bien acompañado de nuevo por Quincoces y Ciriaco en el eje defensivo.
El estallido del conflicto bélico le obligó a regresar a casa y mientras conducía ambulancias en el frente del norte con el ejército nacional se vistió de corto para jugar algunos amistosos con la camiseta del Alavés. Finalizada la guerra retornó a Madrid y jugó tres campañas más. Pese a ser un veterano de 34 años continuó en la titularidad durante dos cursos teniendo como socios a Mardones y Vicente Olivares. Sin embargo el equipo blanco dirigido por Paco Bru bajó varios escalones su nivel y no pudo pelear por la competición doméstica. En su última campaña de 1941-1942 apenas disputó cinco encuentros ligueros y el último de ellos contra el Sevilla en Chamartín se saldó con una derrota por 0-2.
La institución madridista quiso premiar todos sus años defendiendo el escudo blanco con un merecido homenaje ante el Atlético Aviación en el que se agotaron las localidades. Aquel 8 de diciembre de 1942 el público pudo disfrutar por última vez de Quincoces y del gran trío que formó junto a sus amigos Ciriaco y Zamora.


Alavés 1929-1930
España 1932
Real Madrid 1931-1932

Con la selección española fue 25 veces internacional entre 1928 y 1936. Su debut no pudo tener más enjundia al producirse en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam. El seleccionador José Ángel Berraondo le incluyó en su lista y además lo hizo para que fuese titular en la zaga junto al mítico Vallana. En la segunda ronda España aplastó a México por 7-1 y a continuación se vio las caras con Italia. El choque concluyó con tablas y tres días después en el 'replay' los hispanos quedaron eliminados tras sufrir una de las derrotas más duras de su historia al caer por 7-1.
A partir de entonces el de Baracaldo fue un fijo para todos los técnicos del combinado nacional. Mateos le llamó para tres partidos amistosos celebrados entre 1929 y 1930 que confirmaron el gran nivel del equipo español. En el primero apabullaron a Francia por 8-1 en Zaragoza y en el tercero se impusieron a la Checoslovaquia de Svoboda, Puc o Silny por la mínima. Sin embargo si hubo un duelo que pasó a la historia fue el segundo que les enfrentó a Inglaterra en Madrid. Los ingleses no habían caído aún fuera de las Islas contra un conjunto no británico pero en el Metropolitano hincaron la rodilla. Los hispanos en una actuación extraordinaria les derrotaron por 4-3 en una tarde mágica de Gaspar Rubio.
En los meses posteriores Quincoces siguió ocupando la titularidad en otros amistosos contra Italia a quien vencieron en Bolonia pero empataron en Bilbao, Portugal cuyo choque en Oporto terminó 0-1 o de nuevo los ingleses en esta ocasión en Highbury. Los pross se tomaron cumplida venganza y avasallaron a España por 7-1.
Ya en 1933 el defensor vasco también estuvo presente en la que es hasta la fecha la mayor goleada de la selección española de fútbol. Tuvo lugar el 21 de mayo cuando el cuadro rojo doblegó a Bulgaria por 13-0 con seis goles del deportivista Chacho. El siguiente encuentro del combinado nacional fue un año después y correspondió a la clasificación para el Mundial de Italia. El rival Portugal. En la ida en el viejo Chamartín no hubo partido y los locales se hicieron con una clarísima victoria por 9-0. En la vuelta las cosas no resultaron tan fáciles pero dos tantos de Lángara dieron a España el primer pasaporte para una Copa del Mundo.
En suelo transalpino el sorteo les emparejó con Brasil. Los sudamericanos con Brito o Leonidas parecían favoritos pero España sorprendió a los aficionados presentes en Genova con una victoria fantástica por 3-1. El siguiente adversario fueron los anfitriones que contaban con Meazza, Schiavio, Combi o Monti en sus filas. En un partido duro, bronco y polémico que es conocido como 'La Batalla de Florencia' ambos contendientes firmaron tablas. Al día siguiente y con un cuadro hispano con numerosas bajas en el que únicamente repitieron Quincoces, Luis Regueiro, Muguerza y Cilaurren los locales lograron la victoria por la mínima con un gol en el que pudo existir falta al portero Nogués.
Los últimos partidos en que Quincoces defendió a su país fueron en 1935 con dos amistosos ante Portugal y Alemania y 1936 contra Austria en Madrid. También jugó en 1937 y 1938 frente a Portugal en Vigo y Lisboa respectivamente pero ambos duelos no se consideran oficiales a nivel internacional al estar España en plena Guerra Civil.

Valencia 1949
Tras colgar las botas el zaguero vizcaíno se convirtió en entrenador. Su primer banquillo fue el del Real Zaragoza al que dirigió en la campaña 1942-1943 pero no logra mantener en Primera División. Luego la Federación Española le llamó y le contrató para dos partidos del año 1945 contra Portugal, consiguiendo un empate a dos en territorio luso y un triunfo por 4-2 en Riazor.
Finalizado su periplo en el equipo nacional el Real Madrid vuelve a llamar a sus puertas y le ficha como entrenador. Su primera temporada se salda con un título de Copa después de derrotar al Valencia en la final pero sorprendentemente no se le renueva el contrato. Sin embargo en 1947 el club blanco solicita sus servicios para el curso 1947-1948 en sustitución de Baltasar Albéniz. En una plantilla con Bañón, Corona, Ipiña, Molowny o Barinaga apenas aguanta 17 jornadas hasta que es destituido tras ocupar el undécimo lugar en la tabla.
En el verano de 1948 el Valencia que preside Luis Casanova confía en el vasco para tomar las riendas del banquillo che. Su idilio se extiende durante seis campañas y allí consigue sus mayores éxitos como técnico. En la campaña 1948-1949 y tras eliminar a Deportivo, Real Sociedad y F.C. Barcelona el Valencia alza la Copa al vencer en la final por la mínima al Atlético de Bilbao. Unos meses más tarde también levanta la Copa Eva Duarte ante el club blaugrana. En las tres siguientes campañas no se obtiene ningún título pero el plantel de los Puchades, Pasieguito, Asensi o Badenes pelea dos Ligas contra el Atlético de Madrid en 1951 y el F.C. Barcelona en 1953. La despedida de Quincoces del Valencia se produce en 1954 no sin antes marcharse con una nueva Copa bajo el brazo. En esta ocasión se deshacen de Real Sociedad y Sevilla y en la gran final superan ampliamente al Barcelona por 3-0.
El curso posterior lo pasa en el Atlético de Madrid que finaliza en mitad de la clasificación de Primera División y en 1956 retorna al Zaragoza por dos temporadas. El fin de su carrera como entrenador tiene lugar de nuevo en Valencia donde llega para suplir a Luís Miró a mediados de la campaña 1958-1959. Dirige al equipo en las últimas 15 jornadas de Liga y empieza también la temporada siguiente, pero tras perder en la jornada uno contra la Real Sociedad abandona la entidad valencianista.

También ejerció como secretario técnico del Real Madrid logrando el fichaje de Luis Molowny y fue presidente del Mestalla y directivo del Valencia.

Participó a lo largo de su vida en seis películas, entre ellas ¡Campeones! de Ramón Torrado o La Saeta Rubia de Javier Setó.

En 1992 a los 86 años fue uno de los relevos que portó la llama Olímpica en los Juegos de Barcelona.

Falleció a los 92 años el 10 de mayo de 1997 en Valencia.